El 2 de marzo de 2010, en la ciudad de Monterrey, N.L. nuestro amigo y hermano Lic. Psic. Pbro. Jonathan Loreto Campos marcha al encuentro del Señor. “Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides”. Deuteronomio 31:8

“Me hiciste conocer los caminos de la vida; me llenarás de gozo con tu presencia”. Hechos 2:28
“Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor” (Filipenses 1:21,23).

El Señor ha escuchado tu aflicción:
El Señor ha oído la voz de tus miedos.
El Señor ha oído la voz de tu angustia.
El Señor ha oído tu sed de justicia.
El Señor ha oído tu deseo de ser sano de tus enfermedades.
El Señor ha oído el dolor que causa tu enfermedad,que no te permite vivir, que roba las fuerzas de tu motivación.
El Señor ha escuchado los deseos de tu corazón.

Murió un gran hombre si, “...no os entristezcáis, porque el gozo de Jehová es vuestra fuerza” (Nehemías 8:10). Para nosotros los que creemos en Cristo, la muerte no debe ser el final de la vida. “Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en ÉI” (1 Tesalonicenses 4:14). Así pues, un día habrá una reunión gloriosa entre nosotros y los que queremos.

Dios permite que haya en nuestra vida pruebas, sufrimientos y la muerte de nuestros seres queridos, para que entendamos mejor nuestra necesidad de confiar en Él. “Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos” (2 Corintios 1:9).
Jesús es el camino la verdad y la vida, y Joh ya anda el camino a su lado, gocemos de su dicha y su paz recién adquirida y no vivamos afligidos, si creemos en Jesús sabremos que él esta bien.

Oración: Hoy te bendice nuestro corazón, Padre, Dios de la vida, porque en Cristo Jesús, vencedor del pecado y de la muerte, vemos que el fin de nuestro camino es la vida contigo.
En Jesús radica nuestra esperanza de vida sin término, porque es resurrección y vida para todo el que cree en Él. Así la vida de los que creemos en ti, Señor, no termina, se transforma y al deshacerse nuestra morada terrenal, adquirimos otra mansión eterna para vivir siempre a tu lado.
¡Bendito seas, Señor! Haz que nuestro contacto con Cristo por su palabra y por la fe, despierte tu gesto creador que da vida al hombre para siempre. Amén

Marchaste hacia un sendero de paz, paz que solo Dios te puede dar.
Dios tu roca fuerte y tu refugio.
No estás solo, el amor siempre te acompaña…

“He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe”. (2 Timoteo4:7)
Han sido muy amables, y yo, muy agradecido
Vuestro en el Señor
Lic. Psic. Pbro. Jonathan Loreto Campos